sábado, 19 de marzo de 2011

Ciento cuarenta

Ciento cuarenta
En un restaurante del Área metropolitana, con estacionamiento “Valet”.             

_Buenos tardes Sr. Legislador. Que gusto verle. Hoy tenemos una langosta…mmm, como usted la quiera, a la mantequilla, a la criolla, al ajillo. Ah, con unos tostones de pana que pa’ que le cuento…
_Oh si, quiero la langosta con tostones de pana. Pero antes tráeme una ensaladita verde con vinagreta, un pancito con ajo y unos buñuelos de bacalao. También quiero una copita de vino tinto, merlot o cabernet; es bueno para el corazón y además, estoy a dieta, ja,ja.
_ Como no, enseguida se lo traigo. Aquí le dejo una botellita de agua Fiji; es más cara, pero, es que, ¡la de Carraízo no hay quien se la beba!
_ No importa, no importa. ¡Qué va! Si yo tengo ciento cuarenta dólares diarios en dietas. Tráeme todo lo que tú quieras. ¡Ah! Y que no se te olvide el postre… La propina te llega horita, sí, sí.

En una farmacia de comunidad en el Área metropolitana, el estacionamiento no importa porque el hombre llegó a pie.

_ Buenas tardes Sr. Común. ¿Ciudadano, verdad? Como le ayudo.
_ Hola Miss. Le traigo esta receta que me dio mi médico porque llevo varias semanas con un dolor de cabeza y de pecho que no se me quita. Es que yo tengo la presión alta, sabe. Esta es la tercera vez que voy donde él, pero, como lo que yo tengo es reforma, no me quería enviar al especialista. Pero ya no aguantaba más, bendito.
_Hay cuanto lo siento, pero, no se la puedo despachar, porque le falta la firma del médico primario.
_ Oiga Miss, pero, es que ya lo oficina del médico está cerrada, y yo necesito tomarme esa medicina ahora. Y si yo la compro, ¿en cuánto me sale?
_ En ciento cuarenta, dólares.                                                                


Elayne M. Rodríguez - González ©
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